domingo, 20 de junio de 2010

Domingo Día de Reflexion



Cierta vez, un conductor se desplazaba por una autopista a una velocidad excesivamente alta, cuando, de repente justo después de una curva aparece un hombre parado en medio de la vía, haciendo señal de parada con los brazos y de una forma desesperante.

El conductor, sorprendido y a la vez asustado, toca insistentemente la bocina para ver si así el individuo se quitaba del camino. Pero fue inútil, el hombre seguía haciendo señal de pare con sus brazos.

Debe de estar loco, dijo el conductor mientras pisaba el freno provocando un fuerte chillido y dejando dos largas marcas negras en el pavimento, logrando así detener el auto antes de chocar a aquel hombre. Muy enojado, sebaja del auto y, estrellando la puerta, se dirige hacia el hombre y le dice:

Acaso no tienes ojos? No ves lo peligrosa que es esta carretera y te atraviesas en ella como si nada? O acaso eres loco para no ver el peligro que corres?

-No, señor, no estoy loco- le contesto el individuo.

- Lo que pasa es que el puente que esta en la próxima curva acaba de desplomarse; y sabía que, si no hacia algo, usted, en este momento, ya estaría muerto. Tuve que arriesgar mi vida para ver si podía salvar la suya.-


Qué relato tan estremecedor, ¿Podríamos, tal vez compararlo con alguna otra historia? Seguramente que sí.

No hay mayor amor que el de aquel que da la vida por sus amigos.

Maravilloso.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Mabel.

No hay más grande amor, que el de olvidarse de si mismo.



Un abrazo.
Gracias por compartir ese extraordinário texto.

Gala dijo...

Eso es verdadero amor al projimo algo que a veces echamos en falta.

Un beso amiga

M@bel_es_azul dijo...

Olga I Carlos: Me anoto esa frase!!! Un abrazo.



Gala: El projimo está más cerca de lo que pensamos...tal vez ese seal el problema, no lo vemos.
Un beso.

Bacterius Argentum ( Adryán) dijo...

cuantos de nosostros arriezgariamos la vida no por un desconocido sino por solamente un conocido,

exelente relato madam.

domingo, 20 de junio de 2010

Domingo Día de Reflexion



Cierta vez, un conductor se desplazaba por una autopista a una velocidad excesivamente alta, cuando, de repente justo después de una curva aparece un hombre parado en medio de la vía, haciendo señal de parada con los brazos y de una forma desesperante.

El conductor, sorprendido y a la vez asustado, toca insistentemente la bocina para ver si así el individuo se quitaba del camino. Pero fue inútil, el hombre seguía haciendo señal de pare con sus brazos.

Debe de estar loco, dijo el conductor mientras pisaba el freno provocando un fuerte chillido y dejando dos largas marcas negras en el pavimento, logrando así detener el auto antes de chocar a aquel hombre. Muy enojado, sebaja del auto y, estrellando la puerta, se dirige hacia el hombre y le dice:

Acaso no tienes ojos? No ves lo peligrosa que es esta carretera y te atraviesas en ella como si nada? O acaso eres loco para no ver el peligro que corres?

-No, señor, no estoy loco- le contesto el individuo.

- Lo que pasa es que el puente que esta en la próxima curva acaba de desplomarse; y sabía que, si no hacia algo, usted, en este momento, ya estaría muerto. Tuve que arriesgar mi vida para ver si podía salvar la suya.-


Qué relato tan estremecedor, ¿Podríamos, tal vez compararlo con alguna otra historia? Seguramente que sí.

No hay mayor amor que el de aquel que da la vida por sus amigos.

Maravilloso.


4 comentarios:

Anónimo dijo...

Mabel.

No hay más grande amor, que el de olvidarse de si mismo.



Un abrazo.
Gracias por compartir ese extraordinário texto.

Gala dijo...

Eso es verdadero amor al projimo algo que a veces echamos en falta.

Un beso amiga

M@bel_es_azul dijo...

Olga I Carlos: Me anoto esa frase!!! Un abrazo.



Gala: El projimo está más cerca de lo que pensamos...tal vez ese seal el problema, no lo vemos.
Un beso.

Bacterius Argentum ( Adryán) dijo...

cuantos de nosostros arriezgariamos la vida no por un desconocido sino por solamente un conocido,

exelente relato madam.