miércoles, 29 de octubre de 2008

Llamada en espera.

Hoy a la mañana suena el teléfono. Mi vecina de ochenta y tres años estaba sola y necesitaba hablar con alguien. Yo estaba preparando el almuerzo y no podía atenderla como merecía así que le propuse ir a la tarde a tomar unos matesitos con ella. Hace unos par de meses y de forma inesperada su hijo fallece. A partir de ese momento miles de preguntas sin respuestas la rodean cada día. ¿Es justo que un padre suceda a su hijo? Y otras tantas más. Hoy mi vecina necesitaba contarme "de nuevo" su dolor, contarme "de nuevo" que extraña a su hijo. Contarme, hablar, compartir su dolor, a lo mejor disminuya. ¿Qué decirle a una madre? Sencillamente estar, a lo mejor sin mediar palabras. Permitir que elabore su duelo, que repita muchas veces más aún las historias repetidas que llegan a su memoria. Tomamos algunos mates, algunas galletitas, miramos un poco de televisión. Le hice un rato de compañía. Yo tenía cosas que hacer, como en toda casa siempre algo hay que hacer, pero esto era más importante que un quehacer doméstico, que hacer unas compras. ¿Cuántas personas están hoy en la misma situación y nadie puede escucharlas? La verdad si todas las personas que atraviesan un dolor pudieran exteriorizarlo, seguramente ese dolor iría disminuyendo de apoco y uno podría ser parte de la terapéutica, por así llamarlo, que ayudará a esta persona a reponerse de su amargo pasar. Al irme... tenía preparado unos regalitos para mí. Los acepté con gusto, agradeciendo su generosidad. Mañana seguramente nos veremos de nuevo, pero ella me necesitó hoy.

miércoles, 29 de octubre de 2008

Llamada en espera.

Hoy a la mañana suena el teléfono. Mi vecina de ochenta y tres años estaba sola y necesitaba hablar con alguien. Yo estaba preparando el almuerzo y no podía atenderla como merecía así que le propuse ir a la tarde a tomar unos matesitos con ella. Hace unos par de meses y de forma inesperada su hijo fallece. A partir de ese momento miles de preguntas sin respuestas la rodean cada día. ¿Es justo que un padre suceda a su hijo? Y otras tantas más. Hoy mi vecina necesitaba contarme "de nuevo" su dolor, contarme "de nuevo" que extraña a su hijo. Contarme, hablar, compartir su dolor, a lo mejor disminuya. ¿Qué decirle a una madre? Sencillamente estar, a lo mejor sin mediar palabras. Permitir que elabore su duelo, que repita muchas veces más aún las historias repetidas que llegan a su memoria. Tomamos algunos mates, algunas galletitas, miramos un poco de televisión. Le hice un rato de compañía. Yo tenía cosas que hacer, como en toda casa siempre algo hay que hacer, pero esto era más importante que un quehacer doméstico, que hacer unas compras. ¿Cuántas personas están hoy en la misma situación y nadie puede escucharlas? La verdad si todas las personas que atraviesan un dolor pudieran exteriorizarlo, seguramente ese dolor iría disminuyendo de apoco y uno podría ser parte de la terapéutica, por así llamarlo, que ayudará a esta persona a reponerse de su amargo pasar. Al irme... tenía preparado unos regalitos para mí. Los acepté con gusto, agradeciendo su generosidad. Mañana seguramente nos veremos de nuevo, pero ella me necesitó hoy.