Reyes Magos
e insisten en que
te metas
en uno de sus bolsos,
no tengas miedo,
es porque alguien
ha pedido un Tesoro.
Feunte de la imagen: blogsdelchiste.com
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Como ocurre cuando hay buen tiempo se nos despiertan las ganas de hacer arreglos en casa. Hace unos meses arreglamos una filtración en el techo de mi dormitorio, cada vez que llovía torrecialmente dos hilos de agua caían por la pared. La pintura parecía estar bien pero el enduído se había despegado. Se me ocurrió entonces en esos momentos de ... (agregar la palabra que creas conveniente) agarrar mi espátula para sacar lo que se había despegado. Yo me pregunto... ¿ por qué carancho no me tiré a la pelopincho a refrescarme en vez de intentar llevar a cabo mis brillantes ideas? La cosa es que terminé sacando la mitad del enduído de la pared. Entonces dije: - voy a sacarlo todo, rasqueteo, aliso la pared y pinto. ¡Pero NO! el resto del enduído estaba más duro que el turrón amanecido de Navidad! Por consiguiente tendré que enduir nuevamente la mitad de la pared! En fin voy al galponcito del fondo buscar la lata de enduído y... no había! Claro cuando arreglé el cielo raso del baño lo había gastado. Hoy no es mi día pensé. Ni ahí salgo a comprar con 34 grados de calor. O sea ¡Pelopincho allá voy!
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Como ocurre cuando hay buen tiempo se nos despiertan las ganas de hacer arreglos en casa. Hace unos meses arreglamos una filtración en el techo de mi dormitorio, cada vez que llovía torrecialmente dos hilos de agua caían por la pared. La pintura parecía estar bien pero el enduído se había despegado. Se me ocurrió entonces en esos momentos de ... (agregar la palabra que creas conveniente) agarrar mi espátula para sacar lo que se había despegado. Yo me pregunto... ¿ por qué carancho no me tiré a la pelopincho a refrescarme en vez de intentar llevar a cabo mis brillantes ideas? La cosa es que terminé sacando la mitad del enduído de la pared. Entonces dije: - voy a sacarlo todo, rasqueteo, aliso la pared y pinto. ¡Pero NO! el resto del enduído estaba más duro que el turrón amanecido de Navidad! Por consiguiente tendré que enduir nuevamente la mitad de la pared! En fin voy al galponcito del fondo buscar la lata de enduído y... no había! Claro cuando arreglé el cielo raso del baño lo había gastado. Hoy no es mi día pensé. Ni ahí salgo a comprar con 34 grados de calor. O sea ¡Pelopincho allá voy!