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Cuando nadie me ve, en la intimidad.
Donde no puedo hablar más que la verdad.
Donde no hay apariencias.
Donde al descubierto queda mi corazón. Allí soy sincero, allí mi apariencia de piedad se va. Allí es tu gracia lo que cuenta.
Tú perdón lo que sustenta para estar de pie.
Es por tu gracia y tu perdón, que podemos
ser llamados instrumentos de tu amor.
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Leido en Renuevo de plenitud.