miércoles, 27 de octubre de 2010

Algunos NO de la decoración

Aquí están algunos No…


No pinte las paredes antes de encontrar los colores de telas que se correspondan apropiadamente con el color elegido. Las pinturas se pueden mezclar para obtener miles de colores, pero esto no sucede con las telas, por lo que las cortinas, las mantas, la tapicería, y el alfombrado, deben ser elegidas antes que la pintura.

No pinte un cuarto sin primero hacer una muestra del color elegido en ese lugar. La iluminación y las pequeñas impurezas de la pintura pueden engañar en cuanto al tono y la profundidad del color, por lo que siempre debe primero pintarse sólo un trozo, para confirmar la elección.


No alinee los muebles alrededor de las paredes, salvo que su cuarto sea muy pequeño. Realizar agrupaciones de muebles en el centro de su cuarto, agregará calidez e invitará a los huéspedes.


No acomode los muebles en la parte posterior del punto focal del cuarto. Esta cuestión es muy importante.


No coloque los muebles en lugares donde puedan interferir con puertas, otros muebles, espacios de tráfico natural, u otras actividades diarias.


No sature los cuartos con millones de pequeños objetos de adorno, a menos que realmente le fascinen. Igualmente, con el tiempo, a usted también comenzarán a molestarle.


No intente construir un esquema de colores con objetos de tonos muy dispares. Primero debe encontrar una tela o una manta que combine con todos los colores que usted desea utilizar, para después corregir hacia fuera, repintar, o seleccionar los ítems que no combinan con su plan.




No guarde cosas que odie. ¿Tiene usted todavía ese sofá anaranjado horrible, heredado de la abuela? Cualquier lugar es bueno para donarlo, y usted será más feliz.


No ponga adornos alrededor de un objeto que no haya elegido usted. Si su nuevo hogar vino con un alfombrado de pelusa color oro, y usted ama los colores suaves, como el blanco o rosa, esté seguro de que por más decoraciones y adornos que ponga, nunca podrá amar a esa alfombra.


No se olvide de los detalles. Si, por ejemplo, su tema es el Mediterráneo, busque lámparas con base de hierro, cajones de hierro, etc.. Si usted ama las cabañas, utilice accesorios pintados de blanco, arreglos florales, y mucha madera.


No se enamore de los muebles sólo porque tienen un color atractivo o una tela con linda textura. Busque primero las buenas líneas, las construcciones de calidad, y los detalles elegantes. Después, puede comenzar a tapizarlos con la tela del color que usted ama.


No elija colores que están en oferta en las tiendas. Intente primero tomar muestras de los mismos (de la pintura, de las telas, y de los tapizados) para llevarlos a su nuevo hogar y observar como quedan, tanto de día como de noche.


No gaste mucho dinero en objetos costosos solo por el hecho de que están "de moda". Pruebe las diferentes tendencias que hay en el mercado, y experimente también con los accesorios baratos.


No ponga muchos muebles sueltos de diferentes juegos. Si no tiene otro remedio, trate de pintarlos a todos de un mismo color (preferentemente suave y claro) o re-tapizarlos con una misma tela.


No elija siempre como fondo su color preferido. A veces, un fondo de un tono más suave puede ser un soporte ideal para acentuar sus colores predilectos, otorgándole además un tono más brillante a su cuarto.


No se olvide de prestarle mucha atención al “espíritu” de los diferentes colores –el rojo es la excitación, el azul pálido la tranquilidad y la profundidad, el verde la calma, y el amarillo la felicidad-, por lo que debe elegir el esquema de color que subraye la sensación que usted desee crear en su hogar.


No desatienda las tonalidades de los diferentes colores. Cada color en sí mismo puede ser luminoso u oscuro, fresco o calido, claro o pastoso. Tenga en cuenta estas señales al elegir el color.


No derroche su presupuesto en algo que no sea funcional, clásico, o duradero, a menos que le fascine tremendamente y no pueda vivir sin él. En general, lo mejor es comenzar con los cimientos y la estructura, y recién a partir de allí terminar la decoración.

 
Leido en Enplenitud.com

SER PADRES...TODO UN RETO.

Preciosa Historia, ¿se parece, tal vez, a nosotros?


Era una mañana como cualquier otra.
Yo, como siempre, me hallaba de mal humor.
Te regañé porque estabas tardando demasiado en desayunar, te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta.


Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa.
Furioso te levanté por el cabello y te empujé violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato.


Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del auto llevabas la mirada perdida. Te despediste de mi tímidamente y yo sólo te advertí que no te portaras mal.

Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puestos tus pantalones nuevos y estabas sucio y mojado.


Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos; que parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte.
Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mi te indiqué que caminaras erguido.


Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa.
A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar.


Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba más ese escándalo y subí a mi cuarto. Al poco rato mi ira comenzó a apagarse.


Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una caricia, pero no pude. Cómo podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido?


Luego escuché unos golpecitos en la puerta. "Adelante" ... dije, adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación.

Te miré con seriedad y pregunté: ¿Te vas a dormir? ... ¿vienes a despedirte?
No contestaste. Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente.


Te abracé ... y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito.
Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla.
Sentí que mi alma se quebrantaba.
"Hasta mañana papito" me dijiste.
¿Qué es lo que estaba haciendo?

¿Por qué me desesperaba tan fácilmente?
Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a mí y ciertamente no eras igual.
Tu tenias unas cualidades de las que yo carecía: eras legítimo, puro, bueno y sobretodo, sabias demostrar amor.


¿Por qué me costaba tanto trabajo?,
¿Por qué tenía el hábito de estar siempre enojado?
¿Qué es lo que me estaba aburriendo?
Yo también fui niño.
¿Cuándo fue que comencé a contaminarme?


Después de un rato entré a tu habitación y encendí con cuidado una lámpara.
Dormías profundamente.
Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebé.
Me incliné para rozar con mis labios tu mejilla, respiré tu aroma limpio y dulce.
No pude contener el sollozo y cerré los ojos.
Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste.
Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio.
Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de la habitación.

Si Dios me escucha y te permite vivir muchos años, algún día sabrás que los padres no somos perfectos, pero sobre todo, ojalá te des cuenta de que, pese a todos mis errores, te amo más que a mi vida.



(recibido por mail)

La frase para meditar del día

miércoles, 27 de octubre de 2010

Algunos NO de la decoración

Aquí están algunos No…


No pinte las paredes antes de encontrar los colores de telas que se correspondan apropiadamente con el color elegido. Las pinturas se pueden mezclar para obtener miles de colores, pero esto no sucede con las telas, por lo que las cortinas, las mantas, la tapicería, y el alfombrado, deben ser elegidas antes que la pintura.

No pinte un cuarto sin primero hacer una muestra del color elegido en ese lugar. La iluminación y las pequeñas impurezas de la pintura pueden engañar en cuanto al tono y la profundidad del color, por lo que siempre debe primero pintarse sólo un trozo, para confirmar la elección.


No alinee los muebles alrededor de las paredes, salvo que su cuarto sea muy pequeño. Realizar agrupaciones de muebles en el centro de su cuarto, agregará calidez e invitará a los huéspedes.


No acomode los muebles en la parte posterior del punto focal del cuarto. Esta cuestión es muy importante.


No coloque los muebles en lugares donde puedan interferir con puertas, otros muebles, espacios de tráfico natural, u otras actividades diarias.


No sature los cuartos con millones de pequeños objetos de adorno, a menos que realmente le fascinen. Igualmente, con el tiempo, a usted también comenzarán a molestarle.


No intente construir un esquema de colores con objetos de tonos muy dispares. Primero debe encontrar una tela o una manta que combine con todos los colores que usted desea utilizar, para después corregir hacia fuera, repintar, o seleccionar los ítems que no combinan con su plan.




No guarde cosas que odie. ¿Tiene usted todavía ese sofá anaranjado horrible, heredado de la abuela? Cualquier lugar es bueno para donarlo, y usted será más feliz.


No ponga adornos alrededor de un objeto que no haya elegido usted. Si su nuevo hogar vino con un alfombrado de pelusa color oro, y usted ama los colores suaves, como el blanco o rosa, esté seguro de que por más decoraciones y adornos que ponga, nunca podrá amar a esa alfombra.


No se olvide de los detalles. Si, por ejemplo, su tema es el Mediterráneo, busque lámparas con base de hierro, cajones de hierro, etc.. Si usted ama las cabañas, utilice accesorios pintados de blanco, arreglos florales, y mucha madera.


No se enamore de los muebles sólo porque tienen un color atractivo o una tela con linda textura. Busque primero las buenas líneas, las construcciones de calidad, y los detalles elegantes. Después, puede comenzar a tapizarlos con la tela del color que usted ama.


No elija colores que están en oferta en las tiendas. Intente primero tomar muestras de los mismos (de la pintura, de las telas, y de los tapizados) para llevarlos a su nuevo hogar y observar como quedan, tanto de día como de noche.


No gaste mucho dinero en objetos costosos solo por el hecho de que están "de moda". Pruebe las diferentes tendencias que hay en el mercado, y experimente también con los accesorios baratos.


No ponga muchos muebles sueltos de diferentes juegos. Si no tiene otro remedio, trate de pintarlos a todos de un mismo color (preferentemente suave y claro) o re-tapizarlos con una misma tela.


No elija siempre como fondo su color preferido. A veces, un fondo de un tono más suave puede ser un soporte ideal para acentuar sus colores predilectos, otorgándole además un tono más brillante a su cuarto.


No se olvide de prestarle mucha atención al “espíritu” de los diferentes colores –el rojo es la excitación, el azul pálido la tranquilidad y la profundidad, el verde la calma, y el amarillo la felicidad-, por lo que debe elegir el esquema de color que subraye la sensación que usted desee crear en su hogar.


No desatienda las tonalidades de los diferentes colores. Cada color en sí mismo puede ser luminoso u oscuro, fresco o calido, claro o pastoso. Tenga en cuenta estas señales al elegir el color.


No derroche su presupuesto en algo que no sea funcional, clásico, o duradero, a menos que le fascine tremendamente y no pueda vivir sin él. En general, lo mejor es comenzar con los cimientos y la estructura, y recién a partir de allí terminar la decoración.

 
Leido en Enplenitud.com

SER PADRES...TODO UN RETO.

Preciosa Historia, ¿se parece, tal vez, a nosotros?


Era una mañana como cualquier otra.
Yo, como siempre, me hallaba de mal humor.
Te regañé porque estabas tardando demasiado en desayunar, te grité porque no parabas de jugar con los cubiertos y te reprendí porque masticabas con la boca abierta.


Comenzaste a refunfuñar y entonces derramaste la leche sobre tu ropa.
Furioso te levanté por el cabello y te empujé violentamente para que fueras a cambiarte de inmediato.


Camino a la escuela no hablaste. Sentado en el asiento del auto llevabas la mirada perdida. Te despediste de mi tímidamente y yo sólo te advertí que no te portaras mal.

Por la tarde, cuando regresé a casa después de un día de mucho trabajo, te encontré jugando en el jardín. Llevabas puestos tus pantalones nuevos y estabas sucio y mojado.


Frente a tus amiguitos te dije que debías cuidar la ropa y los zapatos; que parecía no interesarte mucho el sacrificio de tus padres para vestirte.
Te hice entrar a la casa para que te cambiaras de ropa y mientras marchabas delante de mi te indiqué que caminaras erguido.


Más tarde continuaste haciendo ruido y corriendo por toda la casa.
A la hora de cenar arrojé la servilleta sobre la mesa y me puse de pie furioso porque no parabas de jugar.


Con un golpe sobre la mesa grité que no soportaba más ese escándalo y subí a mi cuarto. Al poco rato mi ira comenzó a apagarse.


Me di cuenta de que había exagerado mi postura y tuve el deseo de bajar para darte una caricia, pero no pude. Cómo podía un padre, después de hacer tal escena de indignación, mostrarse sumiso y arrepentido?


Luego escuché unos golpecitos en la puerta. "Adelante" ... dije, adivinando que eras tú. Abriste muy despacio y te detuviste indeciso en el umbral de la habitación.

Te miré con seriedad y pregunté: ¿Te vas a dormir? ... ¿vienes a despedirte?
No contestaste. Caminaste lentamente con tus pequeños pasitos y sin que me lo esperara, aceleraste tu andar para echarte en mis brazos cariñosamente.


Te abracé ... y con un nudo en la garganta percibí la ligereza de tu delgado cuerpecito.
Tus manitas rodearon fuertemente mi cuello y me diste un beso suavemente en la mejilla.
Sentí que mi alma se quebrantaba.
"Hasta mañana papito" me dijiste.
¿Qué es lo que estaba haciendo?

¿Por qué me desesperaba tan fácilmente?
Me había acostumbrado a tratarte como a una persona adulta, a exigirte como si fueras igual a mí y ciertamente no eras igual.
Tu tenias unas cualidades de las que yo carecía: eras legítimo, puro, bueno y sobretodo, sabias demostrar amor.


¿Por qué me costaba tanto trabajo?,
¿Por qué tenía el hábito de estar siempre enojado?
¿Qué es lo que me estaba aburriendo?
Yo también fui niño.
¿Cuándo fue que comencé a contaminarme?


Después de un rato entré a tu habitación y encendí con cuidado una lámpara.
Dormías profundamente.
Tu hermoso rostro estaba ruborizado, tu boca entreabierta, tu frente húmeda, tu aspecto indefenso como el de un bebé.
Me incliné para rozar con mis labios tu mejilla, respiré tu aroma limpio y dulce.
No pude contener el sollozo y cerré los ojos.
Una de mis lágrimas cayó en tu piel. No te inmutaste.
Me puse de rodillas y te pedí perdón en silencio.
Te cubrí cuidadosamente con las cobijas y salí de la habitación.

Si Dios me escucha y te permite vivir muchos años, algún día sabrás que los padres no somos perfectos, pero sobre todo, ojalá te des cuenta de que, pese a todos mis errores, te amo más que a mi vida.



(recibido por mail)

La frase para meditar del día