jueves, 1 de enero de 2009

Año Nuevo, Empleo Nuevo

Adivine Mi Chamba
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Fin

Hoy celebramos el año nuevo en casa de mis padres, en el barrio de mi niñez y desde mi visión ya no de niña sino de adulto y adicionándole los cambios ineludibles de estos tiempos, me quedo con los año nuevos de aquel entonces. No es que quiera volver el tiempo atrás, no. Pero es que no me gusta lo que veo. Creo que hoy muchos intentan divertirse de maneras que más que alegría suenan a aturdimiento, no sé describirlo bien. Mucho ruido, mucho alcohol, más ruido, más alcohol. No critico, solo observo y elijo otra forma. Se ven pocos chicos jugando, será tal vez por seguridad, se ven muchos adolescentes, será porque a esta edad sos como Superman, nada te puede hacer daño. A lo mejor el tiempo fresquete que nos tocó acobardó a más de uno a sentarse en el patio central de los edificios y armar un bailongo. No sé. Lo que sí pude disfrutar desde el tercer piso fueron los miles de fuegos artificiales, bengalas, luces, cohetes, estrellitas. No sonaron las sirenas de los barcos que suelen estar en las dársenas a dos cuadras de la casa. No sonó la sirena de los bomberos anunciando el nuevo año, me pareció tan raro. Pero a parte de todo esto cenamos tranquilos, pollo y vacío al horno, ensaladas, postre y lo usual para el brindis. Y bueno, despacito nos fuimos volviendo a casa, sorteando por el camino botellas rotas, restos de cohetes y algún que otro muñeco de papel para ser incendiado luego. Así, pasaron otras fiestas y cada uno tendrá su historia, en unos días más desarmaremos el arbolito, a la caja otra vez. A lo mejor vacaciones, a lo mejor no. Pero un año nuevo ha comenzado, será cuestión de vivirlo lo mejor que podamos.
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jueves, 1 de enero de 2009

Año Nuevo, Empleo Nuevo

Adivine Mi Chamba
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Fin

Hoy celebramos el año nuevo en casa de mis padres, en el barrio de mi niñez y desde mi visión ya no de niña sino de adulto y adicionándole los cambios ineludibles de estos tiempos, me quedo con los año nuevos de aquel entonces. No es que quiera volver el tiempo atrás, no. Pero es que no me gusta lo que veo. Creo que hoy muchos intentan divertirse de maneras que más que alegría suenan a aturdimiento, no sé describirlo bien. Mucho ruido, mucho alcohol, más ruido, más alcohol. No critico, solo observo y elijo otra forma. Se ven pocos chicos jugando, será tal vez por seguridad, se ven muchos adolescentes, será porque a esta edad sos como Superman, nada te puede hacer daño. A lo mejor el tiempo fresquete que nos tocó acobardó a más de uno a sentarse en el patio central de los edificios y armar un bailongo. No sé. Lo que sí pude disfrutar desde el tercer piso fueron los miles de fuegos artificiales, bengalas, luces, cohetes, estrellitas. No sonaron las sirenas de los barcos que suelen estar en las dársenas a dos cuadras de la casa. No sonó la sirena de los bomberos anunciando el nuevo año, me pareció tan raro. Pero a parte de todo esto cenamos tranquilos, pollo y vacío al horno, ensaladas, postre y lo usual para el brindis. Y bueno, despacito nos fuimos volviendo a casa, sorteando por el camino botellas rotas, restos de cohetes y algún que otro muñeco de papel para ser incendiado luego. Así, pasaron otras fiestas y cada uno tendrá su historia, en unos días más desarmaremos el arbolito, a la caja otra vez. A lo mejor vacaciones, a lo mejor no. Pero un año nuevo ha comenzado, será cuestión de vivirlo lo mejor que podamos.
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