domingo, 20 de septiembre de 2009

Esas preguntas sin respuesta...


¿Por qué, cuando te acabás de martillar un dedo y
saltás del dolor viene alguien y te dice:
- Te duele?

¿Por qué en las películas de terror
cada vez que van a
matar a alguien ponen musiquita?
¿No saben que así nos avivamos todos?



¿ Por qué cuando nos cuelgan el teléfono
nos quedamos mirándolo como
si el teléfono tuviera la culpa?



¿ Por qué cuando suena el celular, si estamos sentado nos levantamos,
si estamos con alguien nos alejamos?

¿ Por qué cuando entramos a Google Earth lo primero que buscamos es el techo de nuestra casa?


¿ Por qué cuando abrimos la cájara de fósforos siempre agarramos primero uno que ya usamos y guardamos?


¿Por qué cuando se corta la luz, no encontramos las velas,
a las 9 de la noche y nos vamos a dormir a las 10?


¿Por qué cuando se tilda la PC le damos a todas las teclas a la vez, como si castigáramos a la máquina y esta dolorida se destildara solita?




¿ Por qué las mujeres abrimos la boca cuando mos pintamos las pestañas?



¿Por qué cuando el control remoto no fuinciona lo golpeamos?
Tal vez el dolor lo persuada y recargue las pilas?


Tengo otras preguntas, pero por hoy ... ¿para qué?


William Arthur Word nos animará a no pensar en «sobrevivir» y por eso perder nuestro temor de fracasar:
Si usted es sabio, olvídese de la grandeza.
Olvide sus inconveniencias, pero recuerde sus bendiciones.
Olvide sus propios logros, pero recuerde su deuda con los demás.
Olvide sus privilegios, pero recuerde sus obligaciones.
Vacíe sus días en busca de seguridad; llénelos con una pasión por el servicio.
Vacíe sus horas de ambición de reconocimiento; llénelas con la aspiración de logros.
Vacíe sus momentos de necesidad de entretenimiento; llénelos con el anhelo de creatividad.
Si es sabio, se perderá en la inmortalidad.
Pierda su cinismo. Pierda sus dudas.
Pierda sus temores. Pierda su ansiedad.
Pierda su incredulidad.



Que tengas un buen domingo>

La frase para meditar del día.

La esperanza es el sueño
del hombre despierto

(Aristóteles)

domingo, 20 de septiembre de 2009

Esas preguntas sin respuesta...


¿Por qué, cuando te acabás de martillar un dedo y
saltás del dolor viene alguien y te dice:
- Te duele?

¿Por qué en las películas de terror
cada vez que van a
matar a alguien ponen musiquita?
¿No saben que así nos avivamos todos?



¿ Por qué cuando nos cuelgan el teléfono
nos quedamos mirándolo como
si el teléfono tuviera la culpa?



¿ Por qué cuando suena el celular, si estamos sentado nos levantamos,
si estamos con alguien nos alejamos?

¿ Por qué cuando entramos a Google Earth lo primero que buscamos es el techo de nuestra casa?


¿ Por qué cuando abrimos la cájara de fósforos siempre agarramos primero uno que ya usamos y guardamos?


¿Por qué cuando se corta la luz, no encontramos las velas,
a las 9 de la noche y nos vamos a dormir a las 10?


¿Por qué cuando se tilda la PC le damos a todas las teclas a la vez, como si castigáramos a la máquina y esta dolorida se destildara solita?




¿ Por qué las mujeres abrimos la boca cuando mos pintamos las pestañas?



¿Por qué cuando el control remoto no fuinciona lo golpeamos?
Tal vez el dolor lo persuada y recargue las pilas?


Tengo otras preguntas, pero por hoy ... ¿para qué?


William Arthur Word nos animará a no pensar en «sobrevivir» y por eso perder nuestro temor de fracasar:
Si usted es sabio, olvídese de la grandeza.
Olvide sus inconveniencias, pero recuerde sus bendiciones.
Olvide sus propios logros, pero recuerde su deuda con los demás.
Olvide sus privilegios, pero recuerde sus obligaciones.
Vacíe sus días en busca de seguridad; llénelos con una pasión por el servicio.
Vacíe sus horas de ambición de reconocimiento; llénelas con la aspiración de logros.
Vacíe sus momentos de necesidad de entretenimiento; llénelos con el anhelo de creatividad.
Si es sabio, se perderá en la inmortalidad.
Pierda su cinismo. Pierda sus dudas.
Pierda sus temores. Pierda su ansiedad.
Pierda su incredulidad.



Que tengas un buen domingo>

La frase para meditar del día.

La esperanza es el sueño
del hombre despierto

(Aristóteles)