domingo, 1 de marzo de 2009

Todos tenemos un amigo asi... ¿o no?


¿Cuál sos vos?
(hace click en la imagen para verla mejor)

Un chistecito... solo eso.

Primera escena: Una piña va a una discoteca sin pagar.
Segunda escena: Una piña va a una fiesta, no paga.
Tercera escena: La misma piña va a un circo, y no paga.

¿Cómo se llama la obra?

Piña colada ¡¡¡Juaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!
.

¡Cómo me gusta una Buena Conversación!

“Una buena conversación debe agotar el tema, no a los interlocutores.”


Winston Churchill


Uno de los problemas más serios que enfrentamos las personas son los que tienen que ver con las conversaciones. No sabemos conversar, muchos piensan que conversar es intercambiar palabras. Por causa de nuestra mala conversación enfrentamos conflictos, entre ellos tenemos la depresión, el alcoholismo, la violencia, la rebelión de los hijos, el divorcio, la ansiedad y hasta trastornos físicos como el cáncer, el corazón y otras enfermedades.

Te has dado cuenta que nuestra vida gira en torno a conversaciones, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos conversando. Conversamos con conmigo mismo, con la pareja, con los hijos, los compañeros, los amigos, los vecinos, y otros relacionados. Las preguntas que debemos hacernos: ¿Qué clase de conversaciones estoy teniendo? ¿Mis conversaciones están edificando o están destruyendo vidas?
En mí y en vos radica un poder y a veces no le damos tanta importancia a las palabras que decimos, quizás usted pueda identificarse con una de estas palabras:

Nunca vas a cambiar…
Esto no va a funcionar…
No lo vas a lograr…
Pero no se puede…
En otro momento lo intento…
Sos igual a…
Esto se lo llevó quien lo trajo…
Ya es muy tarde…
Siempre igual…
Te lo dije…
Yo sabía.
Mucho de lo que no sucede en mi vida se debe a las conversaciones que estoy desarrollando. ¿Será que debo cambiar mis conversaciones para obtener buenos resultados?
Un factor fundamental en los problemas de nuestras conversaciones es la confusión entre observaciones (hechos) y opiniones (juicios), nosotros solemos ser rápidos para emitir juicios y no nos damos el tiempo para preguntar, averiguar y tener base de lo que vamos a hablar, necesitamos pasarlas por las tres rejas. Te lo ilustro con la siguiente anécdota:

Un joven discípulo llega a la casa de su Maestro y le dice: vengo a contarte lo que dicen de vos…..
Espera!! Lo interrumpe el sabio ¿Ya has hecho pasar lo que vas a contarme por las tres rejas?
¿Las tres rejas? ¿A qué te refieres?
La primera muestra la diferencia entre hecho y opinión ¿Estas seguro que lo que vas a contarme ha sucedido o es la opinión de alguien?
- No puedo decirte que haya ocurrido. Lo oí comentar a tus vecinos
Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja que es la bondad. Eso que vas a decirme ¿es bueno para alguien?
-No en realidad, no Todo lo contrario
Ah!! Vaya. La última reja es la del crecimiento
¿Servirá lo que vas a decirme como un espacio de aprendizaje para que yo crezca? 
-A decir verdad: NO. Entonces dijo el Maestro sonriendo: Si solo es un juicio, si aparte es negativo, si no está fundado en un hecho real y además tampoco me va a servir para crecer ¿qué sentido tiene que le destinemos tiempo y energía? No me lo digas. Sï seguramente ya conocías esta historia.

Es importante estar conscientes de nuestras palabras y conversaciones, eso nos ahorraría muchos malos ratos y disfrutaríamos más la vida, evitar el juicio sobre los demás y aprender a poner freno sobre lo que vamos a decir, cuidar el corazón porque la lengua es solamente un instrumento.
Hay tres cosas en la vida que no vuelven atrás: la palabra pronunciada, la flecha lanzada y la oportunidad perdida

Algunas palabras pueden ser como flechas al corazón. Si lo que estás pensando puede ser flecha que hiera, no lo digas. Es preferible guardar silencio. Asegúrate de que lo que vayas a decir este cargado de vida y edificación para tu vida y la de otros. Hoy es el mejor día para hacer de nuestras conversaciones las mejores y tener buenos resultados.

Autor: Pedro Sifontes

domingo, 1 de marzo de 2009

Todos tenemos un amigo asi... ¿o no?


¿Cuál sos vos?
(hace click en la imagen para verla mejor)

Un chistecito... solo eso.

Primera escena: Una piña va a una discoteca sin pagar.
Segunda escena: Una piña va a una fiesta, no paga.
Tercera escena: La misma piña va a un circo, y no paga.

¿Cómo se llama la obra?

Piña colada ¡¡¡Juaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa!!!
.

¡Cómo me gusta una Buena Conversación!

“Una buena conversación debe agotar el tema, no a los interlocutores.”


Winston Churchill


Uno de los problemas más serios que enfrentamos las personas son los que tienen que ver con las conversaciones. No sabemos conversar, muchos piensan que conversar es intercambiar palabras. Por causa de nuestra mala conversación enfrentamos conflictos, entre ellos tenemos la depresión, el alcoholismo, la violencia, la rebelión de los hijos, el divorcio, la ansiedad y hasta trastornos físicos como el cáncer, el corazón y otras enfermedades.

Te has dado cuenta que nuestra vida gira en torno a conversaciones, desde que nos levantamos hasta que nos acostamos estamos conversando. Conversamos con conmigo mismo, con la pareja, con los hijos, los compañeros, los amigos, los vecinos, y otros relacionados. Las preguntas que debemos hacernos: ¿Qué clase de conversaciones estoy teniendo? ¿Mis conversaciones están edificando o están destruyendo vidas?
En mí y en vos radica un poder y a veces no le damos tanta importancia a las palabras que decimos, quizás usted pueda identificarse con una de estas palabras:

Nunca vas a cambiar…
Esto no va a funcionar…
No lo vas a lograr…
Pero no se puede…
En otro momento lo intento…
Sos igual a…
Esto se lo llevó quien lo trajo…
Ya es muy tarde…
Siempre igual…
Te lo dije…
Yo sabía.
Mucho de lo que no sucede en mi vida se debe a las conversaciones que estoy desarrollando. ¿Será que debo cambiar mis conversaciones para obtener buenos resultados?
Un factor fundamental en los problemas de nuestras conversaciones es la confusión entre observaciones (hechos) y opiniones (juicios), nosotros solemos ser rápidos para emitir juicios y no nos damos el tiempo para preguntar, averiguar y tener base de lo que vamos a hablar, necesitamos pasarlas por las tres rejas. Te lo ilustro con la siguiente anécdota:

Un joven discípulo llega a la casa de su Maestro y le dice: vengo a contarte lo que dicen de vos…..
Espera!! Lo interrumpe el sabio ¿Ya has hecho pasar lo que vas a contarme por las tres rejas?
¿Las tres rejas? ¿A qué te refieres?
La primera muestra la diferencia entre hecho y opinión ¿Estas seguro que lo que vas a contarme ha sucedido o es la opinión de alguien?
- No puedo decirte que haya ocurrido. Lo oí comentar a tus vecinos
Al menos lo habrás hecho pasar por la segunda reja que es la bondad. Eso que vas a decirme ¿es bueno para alguien?
-No en realidad, no Todo lo contrario
Ah!! Vaya. La última reja es la del crecimiento
¿Servirá lo que vas a decirme como un espacio de aprendizaje para que yo crezca? 
-A decir verdad: NO. Entonces dijo el Maestro sonriendo: Si solo es un juicio, si aparte es negativo, si no está fundado en un hecho real y además tampoco me va a servir para crecer ¿qué sentido tiene que le destinemos tiempo y energía? No me lo digas. Sï seguramente ya conocías esta historia.

Es importante estar conscientes de nuestras palabras y conversaciones, eso nos ahorraría muchos malos ratos y disfrutaríamos más la vida, evitar el juicio sobre los demás y aprender a poner freno sobre lo que vamos a decir, cuidar el corazón porque la lengua es solamente un instrumento.
Hay tres cosas en la vida que no vuelven atrás: la palabra pronunciada, la flecha lanzada y la oportunidad perdida

Algunas palabras pueden ser como flechas al corazón. Si lo que estás pensando puede ser flecha que hiera, no lo digas. Es preferible guardar silencio. Asegúrate de que lo que vayas a decir este cargado de vida y edificación para tu vida y la de otros. Hoy es el mejor día para hacer de nuestras conversaciones las mejores y tener buenos resultados.

Autor: Pedro Sifontes