domingo, 4 de octubre de 2009

¿HUMOR?



Si no sabes darte a entender... te puede pasar de todo!
.

Si no existieran limitaciones que superar, la maravillosa riqueza de la experiencia humana perdería parte de su gozo. La hora pasada en la cumbre no sería ni la mitad de estupenda si no hubiera valles oscuros que atravesar.

Helen Keller.
Helen Keller nació el 27 de junio de 1880 en Tuscumbia, una pequeña ciudad rural de Alabama, Estados Unidos. Su sordoceguera fue causada por una fiebre en febrero de 1882 cuando tenía 19 meses de edad. Su pérdida de la capacidad para comunicarse (se quedó ciega y sorda) en tan temprana fase de desarrollo, fue muy traumática para ella y su familia, y debido a esto estuvo incontrolable por un tiempo.
A pesar de sus discapacidades, muchos años después daba discursos acerca de su vida, e incluso escribió libros sobre sus experiencias. En todo esto tuvo gran influencia su institutriz Anne Sullivan, que le enseñó a leer y comunicarse con los demás y a tener disciplina.
Por un tiempo, Sullivan dio clases a Helen en una cabaña ubicada en la propiedad de la familia, para que no se separara de sus protectores padres. Sullivan permitía que Helen tocara las cosas y entonces deletreaba lo que el objeto era en la mano de Helen. Así, Helen aprendió a leer.
Para que aprendiera a escribir, Sullivan le consiguió a su estudiante un tablero especialmente diseñado, acanalado de modo que un lápiz podía formar letras.
Para enseñarle a hablar, Sullivan ponía la mano de Helen en su garganta para que pudiera sentir las vibraciones creadas al comunicarse.

Sullivan hacía que Helen tratara de formar estas mismas vibraciones.
Este procedimiento se utilizó para enseñarle a Helen a hablar desde joven.
Su discurso, sin embargo, seguía siendo confuso.
No fue hasta años después que, con la ayuda de la técnica de un profesor de voz y el apoyo de Annie, Helen pudo finalmente hablar claramente.


Como verán esta es una historia fascinante que a más de uno nos anima a pensar que "las cosas son tan imposibles como les permitimos que sean".


Que tengan un excelente Domingo.

La frase para meditar del día.

Consuélate de soportar
las injusticias,
la verdadera desgracia
consiste en cometerlas.

(Pitágoras).

domingo, 4 de octubre de 2009

¿HUMOR?



Si no sabes darte a entender... te puede pasar de todo!
.

Si no existieran limitaciones que superar, la maravillosa riqueza de la experiencia humana perdería parte de su gozo. La hora pasada en la cumbre no sería ni la mitad de estupenda si no hubiera valles oscuros que atravesar.

Helen Keller.
Helen Keller nació el 27 de junio de 1880 en Tuscumbia, una pequeña ciudad rural de Alabama, Estados Unidos. Su sordoceguera fue causada por una fiebre en febrero de 1882 cuando tenía 19 meses de edad. Su pérdida de la capacidad para comunicarse (se quedó ciega y sorda) en tan temprana fase de desarrollo, fue muy traumática para ella y su familia, y debido a esto estuvo incontrolable por un tiempo.
A pesar de sus discapacidades, muchos años después daba discursos acerca de su vida, e incluso escribió libros sobre sus experiencias. En todo esto tuvo gran influencia su institutriz Anne Sullivan, que le enseñó a leer y comunicarse con los demás y a tener disciplina.
Por un tiempo, Sullivan dio clases a Helen en una cabaña ubicada en la propiedad de la familia, para que no se separara de sus protectores padres. Sullivan permitía que Helen tocara las cosas y entonces deletreaba lo que el objeto era en la mano de Helen. Así, Helen aprendió a leer.
Para que aprendiera a escribir, Sullivan le consiguió a su estudiante un tablero especialmente diseñado, acanalado de modo que un lápiz podía formar letras.
Para enseñarle a hablar, Sullivan ponía la mano de Helen en su garganta para que pudiera sentir las vibraciones creadas al comunicarse.

Sullivan hacía que Helen tratara de formar estas mismas vibraciones.
Este procedimiento se utilizó para enseñarle a Helen a hablar desde joven.
Su discurso, sin embargo, seguía siendo confuso.
No fue hasta años después que, con la ayuda de la técnica de un profesor de voz y el apoyo de Annie, Helen pudo finalmente hablar claramente.


Como verán esta es una historia fascinante que a más de uno nos anima a pensar que "las cosas son tan imposibles como les permitimos que sean".


Que tengan un excelente Domingo.

La frase para meditar del día.

Consuélate de soportar
las injusticias,
la verdadera desgracia
consiste en cometerlas.

(Pitágoras).