La gente más feliz es la que aprovecha al máximo lo que tiene.
Los tiempos han cambiado sin duda y aquellos que se resitan al cambio quedarán en el camino.
¿Cómo lograr el equilibrio necesario para no quedar desestabilizado emocional e intelectualmente?
En una era donde los medios de comunicación ocupan el primer lugar, donde el cosumismo está a la orden del día, donde la apariencia exterior lo es casi todo...¿sobreviven solo los fuertes? ¿O nadie?
Un simple ejercicio nos ayudaría a no entrar en la rueda de lo superfluo o vano.
Observá las cosas que tenés al rededor y pensá si las estás aprovechando al máximo.
Puede que tengas un libro que ya esté amarillento y nunca hayas leído, tal vez éste finde largo tengas un rato para comenzarlo.
A lo mejor tenés un juego de sillones impecables, a los que cuidás tanto que no te permitis recostarte en ellos para mirar un rato de tv. ¿No sería bueno, con cuidado claro, comenzar a vivirlos a pleno?
Una relación que se está enfriando, que existe pero que la distancia o el acostumbramiento han dejado en segundo plano, ¿no sería tiempo de reavivarla, de levantar el teléfono y hacer esa llamada?
A veces, creo, somos menos felices porque nos boicoteamos nosotros mismos.
Aprovechemos al máximo lo que tenemos, vivámoslo, disfrutémoslo.
Que tengas un maravilloso Domingo.