Mi mamá y papá la fueron a ver una tarde a llevarle comida. Ese fue el momento del flechazo entre la perrita y mis viejos. Se la llevaron a su casa. Inmediatemente buscamos un nuevo nombre y la llamamos "PRINCESA", Prince pa´ los amigos. Se merecía un nuevo nombre, un nombre que la dignificara. Diez años nos regaló su vitalidad, sus juegos, su excelente carácter, su compañía.
Esas cosas que no sabemos por qué ocurren, le tocó. El lunes pasado luego de regresar de uno de sus tantos paseos diarios, se descompuso, al siguiente día el veterinario la encuentra muy grave, no sabía si era moquillo, una pataleta al hígado o algún raro virus.
Ella tenía todas su vacunas y buena dieta, por eso nos atrevemos a pensar que alguna "porquería" tirada con maldad se terminó comiendo. Fue muy rápido, hoy justamente en el día del animal, la miraba en su camita, dormida llena de antibióticos, bien tapada con frazadas porque tiritaba, la miraba y me acordé de otra perrita a la que tuve que ayudar en situaciones similares.
Yo sabía que PRINCESA se iba, pero no quería dejarla ir, mucho menos mi mamá y mi papá.
Recién sonó el teléfono y mamá me dijo -se me murió Prince!! y más que preguntar por la perrita, pregunté por mi papá, ya que era su compañerita fiel de los paseos matutinos desde que se jubilara.
Y si se fue PRINCESA y si no me pongo a llorar ahora es simplemente porque me las estoy tragando. HOy justo hoy, en el día del animal.
Hoy hay tristeza en casa.
"Gracias Princesa, por haberme hecho amar tanto a los perritos como vos, a no ser mezquina cuando ellos nos necesitan, por aprender con vos lo que es tener perros. Gracias Dios por permitirme haber cuidado y disfrutado de su compañía".
Mabel.