jueves, 23 de abril de 2009

Si querés estrellarte... es tu problema

Una vieja historia relata:

El mar estaba muy picado hacía varios días. La visibilidad era muy precaria. El capitán del enorme acorazado recomendó a su tripulación permanecer alerta.

- Por favor informe inmediatamente cualquier novedad. -ordenó con seguridad el capitán a su segundo-.Tan pronto oscureció, uno de los marinos anunció:
- Atención, una luz está brillando hacia el norte.-
¿Se está moviendo o está quieta? -preguntó el capitán. -
¡Se está moviendo! -respondió el segundo.
El capitán llamó al encargado de las señales y le dijo:
- Avísele a esa embarcación que si sigue en esa dirección está en grave riesgo de estrellarse contra nosotros.
Aconséjele que vire 20 grados hacia el este. Como no hubo respuesta y la luz seguía acercándose el capitán decidió encargarse personalmente de la situación.
- Atención, atención. Habla el capitán de este gran acorazado. Le advertimos una vez más, cambie de curso nos estrellaremos contra ustedes.
- Háganlo ahora, insistió el capitán con firmeza.
Entonces una voz tranquila y segura le respondió:
Aquí habla el marinero Pérez. Acorazado, cambie usted su rumbo 20 grados hacia el este.
Al oír esto el capitán, ya salido de casillas y casi gritando, dijo:
- Por última vez marinero. Este es un barco de guerra, vire inmediatamente 20 grados hacia el este. Y la respuesta que recibió fue:

Yo soy el encargado del faro y es usted es el que debe cambiar de curso, si no lo hace tendrá un accidente fatal!!!

A veces queremos que los demás cambien y hasta los amenazamos con estrellarlos. Es más fácil que vos cambies. Vos dirigís tu barco. Ve a donde vos quieras y como todo buen capitán, sé flexible en la forma de construir los caminos. Escuchá lo que los demás tengan que decir.
Te podes evitar una colisión.
.

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jueves, 23 de abril de 2009

Si querés estrellarte... es tu problema

Una vieja historia relata:

El mar estaba muy picado hacía varios días. La visibilidad era muy precaria. El capitán del enorme acorazado recomendó a su tripulación permanecer alerta.

- Por favor informe inmediatamente cualquier novedad. -ordenó con seguridad el capitán a su segundo-.Tan pronto oscureció, uno de los marinos anunció:
- Atención, una luz está brillando hacia el norte.-
¿Se está moviendo o está quieta? -preguntó el capitán. -
¡Se está moviendo! -respondió el segundo.
El capitán llamó al encargado de las señales y le dijo:
- Avísele a esa embarcación que si sigue en esa dirección está en grave riesgo de estrellarse contra nosotros.
Aconséjele que vire 20 grados hacia el este. Como no hubo respuesta y la luz seguía acercándose el capitán decidió encargarse personalmente de la situación.
- Atención, atención. Habla el capitán de este gran acorazado. Le advertimos una vez más, cambie de curso nos estrellaremos contra ustedes.
- Háganlo ahora, insistió el capitán con firmeza.
Entonces una voz tranquila y segura le respondió:
Aquí habla el marinero Pérez. Acorazado, cambie usted su rumbo 20 grados hacia el este.
Al oír esto el capitán, ya salido de casillas y casi gritando, dijo:
- Por última vez marinero. Este es un barco de guerra, vire inmediatamente 20 grados hacia el este. Y la respuesta que recibió fue:

Yo soy el encargado del faro y es usted es el que debe cambiar de curso, si no lo hace tendrá un accidente fatal!!!

A veces queremos que los demás cambien y hasta los amenazamos con estrellarlos. Es más fácil que vos cambies. Vos dirigís tu barco. Ve a donde vos quieras y como todo buen capitán, sé flexible en la forma de construir los caminos. Escuchá lo que los demás tengan que decir.
Te podes evitar una colisión.
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