lunes, 18 de abril de 2011

No es fácil, tampoco imposible.

No es fácil ser dueño de un negocio pequeño. Cuando comienzas a tener una buena clientela, llega un hábil competidor que te copia tu estilo o mejora tus métodos. Lo siguiente es que ves disminuir tus entradas y te pones a vigilar tratando de evitar que te perjudique otra ola de oportunistas.



Un hombre que vivía en la costa oeste de los Estados Unidos se encontró con esta situación.
Su primera empresa fue en la línea comercial. Cuando grandes compañías prácticamente se apoderaron de las aguas, él comenzó a alquilar pequeños veleros y kayaks a la gente que quería explorar la bahía. Muy pronto, otros que tenían socios más adinerados comenzaron también esa línea.


De nuevo, necesitaba una nueva idea.


¿Y si comenzaba a hacer giras submarinas? Después de una investigación, se dio cuenta que el costo de comprar y mantener un submarino estaba fuera de sus posibilidades. Sin embargo, ¡un barco semisumergible con vista al océano no lo estaba! La embarcación se parece a un submarino, pero no se sumerge. Los pasajeros pueden ir debajo de la cubierta y observar la fascinante vida debajo del mar.


Cuando tus entradas parecen irse con la marea, tal vez debas ser un poco creativo.
Hablas con otras personas, investiga, considera aun las ideas «locas» y saca lo que puedas de ellas.
Tú no sabes cuál es la ola que te puede llevar a salvo hasta la orilla provechosa.





Fuente: Desayunando con Dios.


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lunes, 18 de abril de 2011

No es fácil, tampoco imposible.

No es fácil ser dueño de un negocio pequeño. Cuando comienzas a tener una buena clientela, llega un hábil competidor que te copia tu estilo o mejora tus métodos. Lo siguiente es que ves disminuir tus entradas y te pones a vigilar tratando de evitar que te perjudique otra ola de oportunistas.



Un hombre que vivía en la costa oeste de los Estados Unidos se encontró con esta situación.
Su primera empresa fue en la línea comercial. Cuando grandes compañías prácticamente se apoderaron de las aguas, él comenzó a alquilar pequeños veleros y kayaks a la gente que quería explorar la bahía. Muy pronto, otros que tenían socios más adinerados comenzaron también esa línea.


De nuevo, necesitaba una nueva idea.


¿Y si comenzaba a hacer giras submarinas? Después de una investigación, se dio cuenta que el costo de comprar y mantener un submarino estaba fuera de sus posibilidades. Sin embargo, ¡un barco semisumergible con vista al océano no lo estaba! La embarcación se parece a un submarino, pero no se sumerge. Los pasajeros pueden ir debajo de la cubierta y observar la fascinante vida debajo del mar.


Cuando tus entradas parecen irse con la marea, tal vez debas ser un poco creativo.
Hablas con otras personas, investiga, considera aun las ideas «locas» y saca lo que puedas de ellas.
Tú no sabes cuál es la ola que te puede llevar a salvo hasta la orilla provechosa.





Fuente: Desayunando con Dios.


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