viernes, 4 de marzo de 2011

Apariencias

Una mujer, con un vestido de algodón barato y su esposo, vestido con un humilde traje, se bajaron del tren en Boston, y caminaron tímidamente sin tener una cita a la oficina de la secretaria del Presidente de la Universidad de Harvard.

La secretaria adivinó en un momento que esos venidos de los bosques, campesinos, no tenían nada que hacer en Harvard.

'Desearíamos ver al presidente' -dijo suavemente el hombre.
-'El está ocupado‘, contestó la secretaria.
-'Esperaremos‘, replicó la mujer.

Por horas la secretaria los ignoró, esperando que la pareja finalmente se desanimara y se fuera.

Ellos no lo hicieron, y la secretaria vio aumentar su frustración y finalmente decidió interrumpir al presidente, aunque era una tarea que ella siempre esquivaba.

'Tal vez si usted conversa con ellos por unos minutos, se irán‘, dijo la secretaria al Presidente de la Univesrsidad.
El hizo una mueca de desagrado, y asintió.
Alguien de su importancia obviamente no tenía el tiempo para ocuparse de gente con  vestidos y trajes baratos.
Sin
embargo,el
presidente, con el ceño adusto pero con dignidad, se dirigió con paso arrogante hacia la pareja.
La mujer le dijo “Tuvimos un hijo que asistió a Harvard por sólo un año. Él amaba a Harvard. Era feliz aquí.”

Pero hará un año, murió en un accidente.
Mi esposo y yo deseamos levantar algo, en alguna parte del campus‘, que sea en memoria de nuestro hijo.

El presidente no se interesó.
- 'Señora', dijo ásperamente, 'no podemos poner una estatua para cada persona que asista a Harvard y fallezca.
Si lo hiciéramos, este lugar parecería un cementerio.' 
-'Oh no', explicó la mujer rápidamente. -'No deseamos erigir una estatua. Pensamos que nos gustaría donar un edificio a Harvard'

El presidente entornó sus ojos.
Echó una mirada al vestido y al traje barato de la pareja , y entonces exclamó: -¡¡'Un edificio!! ¿Tienen alguna remota idea de cuánto cuesta un edificio? Hemos gastado más de siete millones y medio de dólares en los edificios aquí en Harvard!'

Por un momento la mujer quedó en silencio.
El presidente estaba feliz. Tal vez se podría deshacer de ellos ahora
La mujer se volvió a su esposo y dijo suavemente
-'¿tan poco cuesta iniciar una universidad? ¿Por qué no iniciamos la nuestra?'

Su esposo asintió.
El rostro del presidente se oscureció en confusión y desconcierto.


El Sr. Leland Stanford y su esposa se pararon y se fueron, viajando a Palo Alto, California, donde establecieron la universidad que lleva su nombre, la Universidad Stanford, en memoria de un hijo del que Harvard no se interesó. 

[La universidad '
Leland Stanford
Junior' fue inaugurada en 1891, en Palo Alto.
'Junior' porque era en honor al fallecido hijo del rico terrateniente
.

Ése fue su 'memorial'.

Hoy en día la universidad d
Stanford
es la número uno del mundo, por arriba de Harvard


¡QUÉ FÁCIL ES EQUIVOCARSE CUANDO SE JUZGA POR APARIENCIAS!

2 comentarios:

baron Samedi dijo...

Me recuerda una anécdota de Howard Hugues que, impedido de entrar al vestíbulo de un gran hotel por la forma como iba vestido -vaqueros botas y cabello muy largo para la época- sin decir palabra se retiró yéndose a sus abogados para negociar la compra. Al lunes siguiente entró allí como prpietario, siendo groseramente adulado por aquellos que lo rechazaron. Despidió a unos cuantos funcionarios, por cierto...

M@bel_es_azul dijo...

Baron Samedi: gracias por pasar y tomarte la molestia, parece que es un error recurrente en el que tal vez caemos con facilidad.
La moneda se puede dar vuelta y tal vez la suerte, como contás en tu relato, no salga a favor.
Saludos.

viernes, 4 de marzo de 2011

Apariencias

Una mujer, con un vestido de algodón barato y su esposo, vestido con un humilde traje, se bajaron del tren en Boston, y caminaron tímidamente sin tener una cita a la oficina de la secretaria del Presidente de la Universidad de Harvard.

La secretaria adivinó en un momento que esos venidos de los bosques, campesinos, no tenían nada que hacer en Harvard.

'Desearíamos ver al presidente' -dijo suavemente el hombre.
-'El está ocupado‘, contestó la secretaria.
-'Esperaremos‘, replicó la mujer.

Por horas la secretaria los ignoró, esperando que la pareja finalmente se desanimara y se fuera.

Ellos no lo hicieron, y la secretaria vio aumentar su frustración y finalmente decidió interrumpir al presidente, aunque era una tarea que ella siempre esquivaba.

'Tal vez si usted conversa con ellos por unos minutos, se irán‘, dijo la secretaria al Presidente de la Univesrsidad.
El hizo una mueca de desagrado, y asintió.
Alguien de su importancia obviamente no tenía el tiempo para ocuparse de gente con  vestidos y trajes baratos.
Sin
embargo,el
presidente, con el ceño adusto pero con dignidad, se dirigió con paso arrogante hacia la pareja.
La mujer le dijo “Tuvimos un hijo que asistió a Harvard por sólo un año. Él amaba a Harvard. Era feliz aquí.”

Pero hará un año, murió en un accidente.
Mi esposo y yo deseamos levantar algo, en alguna parte del campus‘, que sea en memoria de nuestro hijo.

El presidente no se interesó.
- 'Señora', dijo ásperamente, 'no podemos poner una estatua para cada persona que asista a Harvard y fallezca.
Si lo hiciéramos, este lugar parecería un cementerio.' 
-'Oh no', explicó la mujer rápidamente. -'No deseamos erigir una estatua. Pensamos que nos gustaría donar un edificio a Harvard'

El presidente entornó sus ojos.
Echó una mirada al vestido y al traje barato de la pareja , y entonces exclamó: -¡¡'Un edificio!! ¿Tienen alguna remota idea de cuánto cuesta un edificio? Hemos gastado más de siete millones y medio de dólares en los edificios aquí en Harvard!'

Por un momento la mujer quedó en silencio.
El presidente estaba feliz. Tal vez se podría deshacer de ellos ahora
La mujer se volvió a su esposo y dijo suavemente
-'¿tan poco cuesta iniciar una universidad? ¿Por qué no iniciamos la nuestra?'

Su esposo asintió.
El rostro del presidente se oscureció en confusión y desconcierto.


El Sr. Leland Stanford y su esposa se pararon y se fueron, viajando a Palo Alto, California, donde establecieron la universidad que lleva su nombre, la Universidad Stanford, en memoria de un hijo del que Harvard no se interesó. 

[La universidad '
Leland Stanford
Junior' fue inaugurada en 1891, en Palo Alto.
'Junior' porque era en honor al fallecido hijo del rico terrateniente
.

Ése fue su 'memorial'.

Hoy en día la universidad d
Stanford
es la número uno del mundo, por arriba de Harvard


¡QUÉ FÁCIL ES EQUIVOCARSE CUANDO SE JUZGA POR APARIENCIAS!

2 comentarios:

baron Samedi dijo...

Me recuerda una anécdota de Howard Hugues que, impedido de entrar al vestíbulo de un gran hotel por la forma como iba vestido -vaqueros botas y cabello muy largo para la época- sin decir palabra se retiró yéndose a sus abogados para negociar la compra. Al lunes siguiente entró allí como prpietario, siendo groseramente adulado por aquellos que lo rechazaron. Despidió a unos cuantos funcionarios, por cierto...

M@bel_es_azul dijo...

Baron Samedi: gracias por pasar y tomarte la molestia, parece que es un error recurrente en el que tal vez caemos con facilidad.
La moneda se puede dar vuelta y tal vez la suerte, como contás en tu relato, no salga a favor.
Saludos.