viernes, 18 de junio de 2010

¿Tenés miedo? (1)

El miedo es el sentimiento que nos produce la posibilidad de que nos suceda algo que pueda provocarnos un gran mal en nuestra vida.
El miedo no es ante una nada, sino siempre ante un algo determinado.

Miedo a perder el empleo, perder los amigos, perder la salud, etc.

El miedo, así, tiene que ver con dos elementos centrales de nuestra existencia: la incertidumbre y la fragilidad.

La vida humana es radicalmente incierta. Literalmente, todo puede pasar.
Y ello, hace a nuestra vida profundamente frágil.
Ella se sostiene en un delicado equilibrio que siempre está amenazado.

La irracionalidad del miedo
El miedo suele ser inútil: Conocida es la frase de sabiduría popular de que no debemos gastar tanto tiempo en preocuparnos sino en ocuparnos de las cosas.

El miedo tiene claramente que ver con las preocupaciones, no con las ocupaciones de la vida.
Lo que nos lleva a ocuparnos de las cosas, en efecto, no es el miedo, sino el natural interés.
El miedo no se ocupa de nada en concreto, sino que simplemente teme por las posibilidades.
Ahí radica el problema del miedo: su objeto es en cierta medida vacío.

Es cierto que el miedo es generalmente concreto.
Miedo de que suceda algo.
Pero este temido "Algo", de hecho no ha sucedido y no sabemos si sucederá.
Eso nos lleva a ocuparnos de algo que en verdad no existe, sino que es solo una posibilidad.

Pongamos como ejemplo el miedo extremo de la vida: la muerte.
En verdad, uno no le tema a la muerte, sino a lo que la muerte pueda significar.
Para algunos, la posibilidad de un castigo, para otros la posibilidad de la nada.
De esa forma nos ocupamos de algo que en verdad no existe sino sólo como un quizás.

El miedo no sólo es inútil en la medida que me lleva a ocuparme de algo que no sé si sucederá, sino es inútil también en cuanto me hace gastar energías que necesito emplear en aquello que si sé que ocupa la esfera de mis intereses.

En ese sentido es una mala inversión de la energía vital.

El miedo es un mal consejero: Las decisiones tomadas por miedo, suelen ser malas decisiones, pues son basadas en una distorsión de la realidad. ¿Por qué? Pues una decisión basada en el miedo supone tomar una decisión presente y real basada en una mera posibilidad y no en una realidad. Es decir, quien actúa guiado por el miedo, hace que sus fantasmas determinen su actuar como si fueran reales obstáculos.

Obviamente que es necesario tomar medidas para evitar ciertas contingencias.
Pero esas medidas tienen que ser proporcionales con el riesgo.
Pues si sobre estimo algunos riesgos, probablemente me haré más vulnerables a otros riesgos y perderé energías para ocuparme en otras cosas necesarias en la vida.

Es que el miedo agranda la amenaza y la vuelve más poderosa de lo que hoy la es.

(continuará)




Texto leído de la red

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viernes, 18 de junio de 2010

¿Tenés miedo? (1)

El miedo es el sentimiento que nos produce la posibilidad de que nos suceda algo que pueda provocarnos un gran mal en nuestra vida.
El miedo no es ante una nada, sino siempre ante un algo determinado.

Miedo a perder el empleo, perder los amigos, perder la salud, etc.

El miedo, así, tiene que ver con dos elementos centrales de nuestra existencia: la incertidumbre y la fragilidad.

La vida humana es radicalmente incierta. Literalmente, todo puede pasar.
Y ello, hace a nuestra vida profundamente frágil.
Ella se sostiene en un delicado equilibrio que siempre está amenazado.

La irracionalidad del miedo
El miedo suele ser inútil: Conocida es la frase de sabiduría popular de que no debemos gastar tanto tiempo en preocuparnos sino en ocuparnos de las cosas.

El miedo tiene claramente que ver con las preocupaciones, no con las ocupaciones de la vida.
Lo que nos lleva a ocuparnos de las cosas, en efecto, no es el miedo, sino el natural interés.
El miedo no se ocupa de nada en concreto, sino que simplemente teme por las posibilidades.
Ahí radica el problema del miedo: su objeto es en cierta medida vacío.

Es cierto que el miedo es generalmente concreto.
Miedo de que suceda algo.
Pero este temido "Algo", de hecho no ha sucedido y no sabemos si sucederá.
Eso nos lleva a ocuparnos de algo que en verdad no existe, sino que es solo una posibilidad.

Pongamos como ejemplo el miedo extremo de la vida: la muerte.
En verdad, uno no le tema a la muerte, sino a lo que la muerte pueda significar.
Para algunos, la posibilidad de un castigo, para otros la posibilidad de la nada.
De esa forma nos ocupamos de algo que en verdad no existe sino sólo como un quizás.

El miedo no sólo es inútil en la medida que me lleva a ocuparme de algo que no sé si sucederá, sino es inútil también en cuanto me hace gastar energías que necesito emplear en aquello que si sé que ocupa la esfera de mis intereses.

En ese sentido es una mala inversión de la energía vital.

El miedo es un mal consejero: Las decisiones tomadas por miedo, suelen ser malas decisiones, pues son basadas en una distorsión de la realidad. ¿Por qué? Pues una decisión basada en el miedo supone tomar una decisión presente y real basada en una mera posibilidad y no en una realidad. Es decir, quien actúa guiado por el miedo, hace que sus fantasmas determinen su actuar como si fueran reales obstáculos.

Obviamente que es necesario tomar medidas para evitar ciertas contingencias.
Pero esas medidas tienen que ser proporcionales con el riesgo.
Pues si sobre estimo algunos riesgos, probablemente me haré más vulnerables a otros riesgos y perderé energías para ocuparme en otras cosas necesarias en la vida.

Es que el miedo agranda la amenaza y la vuelve más poderosa de lo que hoy la es.

(continuará)




Texto leído de la red

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