martes, 19 de mayo de 2009

Para pensar...

Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter.
Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia debería clavar un clavo detrás de la puerta.
El primer día, el muchacho clavo 37 clavos detrás de la puerta.
Las semanas que siguieron, a medida que el aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta.
Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta. Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, este le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter.
Los días pasaron y el joven pudo anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta...Su padre lo tomo de la mano y lo llevo hasta la puerta.
Le dijo: "has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma.
Cada vez que pierdes la paciencia y te enojas eres capaz de dejar cicatrices en las personas exactamente como las que aquí ves y es necesario que estas luego sean sanadas ".
(Historia de dominio público).


***Podes insultar a alguien y retirar lo dicho o disculparte, pero del modo como se lo digas, lo devastará, lo lastimará y la cicatriz podría perdurar por un tiempo o para siempre.
Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física.
Los amigos y la familia son en verdad una joya rara. Ellos te hacen reír y te animan a que tengas éxito. Ellos te prestan todo, comparten palabras de elogio y siempre quieren abrirnos sus corazones***

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy buena historia ya tengo los clavos jajaajj naaa mentira soi bueno che! jajaaja
bebuu

M@bel_es_azul dijo...

Bebuu: si sipieras cómo quedó mi puerta!!! jajaj Saludos!

martes, 19 de mayo de 2009

Para pensar...

Esta es la historia de un muchachito que tenía muy mal carácter.
Su padre le dio una bolsa de clavos y le dijo que cada vez que perdiera la paciencia debería clavar un clavo detrás de la puerta.
El primer día, el muchacho clavo 37 clavos detrás de la puerta.
Las semanas que siguieron, a medida que el aprendía a controlar su genio, clavaba cada vez menos clavos detrás de la puerta.
Descubrió que era más fácil controlar su genio que clavar clavos detrás de la puerta. Llegó el día en que pudo controlar su carácter durante todo el día. Después de informar a su padre, este le sugirió que retirara un clavo cada día que lograra controlar su carácter.
Los días pasaron y el joven pudo anunciar a su padre que no quedaban más clavos para retirar de la puerta...Su padre lo tomo de la mano y lo llevo hasta la puerta.
Le dijo: "has trabajado duro, hijo mío, pero mira todos esos hoyos en la puerta. Nunca más será la misma.
Cada vez que pierdes la paciencia y te enojas eres capaz de dejar cicatrices en las personas exactamente como las que aquí ves y es necesario que estas luego sean sanadas ".
(Historia de dominio público).


***Podes insultar a alguien y retirar lo dicho o disculparte, pero del modo como se lo digas, lo devastará, lo lastimará y la cicatriz podría perdurar por un tiempo o para siempre.
Una ofensa verbal es tan dañina como una ofensa física.
Los amigos y la familia son en verdad una joya rara. Ellos te hacen reír y te animan a que tengas éxito. Ellos te prestan todo, comparten palabras de elogio y siempre quieren abrirnos sus corazones***

2 comentarios:

Anónimo dijo...

muy buena historia ya tengo los clavos jajaajj naaa mentira soi bueno che! jajaaja
bebuu

M@bel_es_azul dijo...

Bebuu: si sipieras cómo quedó mi puerta!!! jajaj Saludos!