miércoles, 21 de enero de 2009

Cuando valoramos lo nuestro

Sin dudas nuestro sistema de salud tiene sus falencias y vaya si las tiene! Por mi parte para acceder a la salud lo hago a través de una obra social que llamaría de medio pelo pero sin posibilidades de cambio. Hoy tuve que hacer de Acompañante de una paciente en un hospital público de Capital. Me asombró ver la cantidad de profesionales actuando en la sala, muchos jóvenes todo el día salvo cuando llega el médico de cabecera que en esos casos son mayores. La introducción, que no me sale como quiero, viene a raíz de que la paciente que yo estaba cuidando procedía de La Paz, Bolivia, tuvo un accidente allí y la medicina allá puede ser buena si tienes una O.Social privada. Ella no la tenía y el hospital público no podía proveerle el tratamiento que necesita. Entre la vida y la muerte se optó por tocar puertas, una de ellas, la del Consulado Argentino ya que la accidentada es argentina. Se abre la puerta y se puede gestionar el traslado en avión con medico incluído y los tres pasajes sin costo. Al llegar a Buenos Aires la esperan en Ezeiza, ambulancia equipada, hasta el hospital. La esperaban. Me detengo en estas dos palabras: La Esperaban.
Esta semana comenzó su rehabilitación, será muy lenta, pero el grupo humano que la rodea le ofrece desde lo profesional a lo personal toda su capacidad para su restablecimiento.

¿Cosas para mejorar? Muchas. ¿Cosas para criticar? Un montón. Podría hacer una lista, pero creo que lo escencial está allí, en esos profesionales que con carencias, falta de sueño, a veces chinchudos, otras sonrientes, te reciben sin mirarte "desde arriba".

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miércoles, 21 de enero de 2009

Cuando valoramos lo nuestro

Sin dudas nuestro sistema de salud tiene sus falencias y vaya si las tiene! Por mi parte para acceder a la salud lo hago a través de una obra social que llamaría de medio pelo pero sin posibilidades de cambio. Hoy tuve que hacer de Acompañante de una paciente en un hospital público de Capital. Me asombró ver la cantidad de profesionales actuando en la sala, muchos jóvenes todo el día salvo cuando llega el médico de cabecera que en esos casos son mayores. La introducción, que no me sale como quiero, viene a raíz de que la paciente que yo estaba cuidando procedía de La Paz, Bolivia, tuvo un accidente allí y la medicina allá puede ser buena si tienes una O.Social privada. Ella no la tenía y el hospital público no podía proveerle el tratamiento que necesita. Entre la vida y la muerte se optó por tocar puertas, una de ellas, la del Consulado Argentino ya que la accidentada es argentina. Se abre la puerta y se puede gestionar el traslado en avión con medico incluído y los tres pasajes sin costo. Al llegar a Buenos Aires la esperan en Ezeiza, ambulancia equipada, hasta el hospital. La esperaban. Me detengo en estas dos palabras: La Esperaban.
Esta semana comenzó su rehabilitación, será muy lenta, pero el grupo humano que la rodea le ofrece desde lo profesional a lo personal toda su capacidad para su restablecimiento.

¿Cosas para mejorar? Muchas. ¿Cosas para criticar? Un montón. Podría hacer una lista, pero creo que lo escencial está allí, en esos profesionales que con carencias, falta de sueño, a veces chinchudos, otras sonrientes, te reciben sin mirarte "desde arriba".

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